lunes, 16 de enero de 2012

Inside Jobs

Si existiera información perfecta en el sistema financiero, habría sido imposible un descalabro como el del año 2008. El sistema financiero no solo operaba vendiendo autos de mala calidad (las hipotecas subprime), sino que además conseguía que un importante taller mecánico (las agencias de calificación) acreditaran la buena calidad del vehículo y le dieran una potente “triple A” (esa que hoy se le quita a los países europeos); tomando además una póliza de seguro donde el beneficiado de última instancia en caso de accidente…¡era el banco!

Desde mediados de los años 90, con la caída del bloque soviético, el muro de Berlín y la llegada del “fin de la historia”, la innovación financiera dio lugar a un incremento sin precedentes en la disponibilidad de préstamos a bajo interés y la creación de dinero desde la nada. Millones de personas de escasos ingresos creyeron ser beneficiadas al optar a créditos que antes tenían vedados y que validaban ese dinero creado desde la nada. La banca había encontrado la milagrosa fórmula de hacer esto posible: con los derivados de deuda colateralizada (CDO), paquetes de centenares de hipotecas (o autos usados) que eran vendidos como deuda de alta calidad (tenían “triple A”)... Bueno, el resto de la historia es bien conocido, y cuelgo aquí la película Inside Job que habla, en forma brillante, de estos temas.

Así como la existencia de información imperfecta en el mercado de los autos usados conduce a una asignación de recursos hacia los autos de mala calidad por la vía del engaño, así también la información imperfecta en los mercados financieros ha provocado el colapso de la economía real y productiva. Tras décadas de cuidar con celo las políticas monetarias y el control de precios, estas acciones no han hecho más que hundir a la economía real y sumergirla en el profundo letargo que puede incubar una década perdida. Y todo por creer en los “mercados perfectos”.


Gentileza: www.elblogsalmon.com